Mayores mitos sobre el cuidado de la piel

Mitos cosmética belleza

Los mitos sobre la piel se extienden cada vez más rápido y aparecen de nuevos con el paso de los años. En el blog de hoy destapamos los mitos más frecuentes.

El cuidado de la piel es algo que nos ocupa y nos preocupa, por eso siempre quedan dudas acerca de cómo tratar la piel, sobre todo porque muchos son los mitos populares que rodean todo lo que concierne al cuidado de nuestro tan querido cutis, por eso hemos seleccionado nueve mitos a los que dar respuestas verdaderas.

1. Si no me maquillo, no me tengo que limpiar la piel.

La piel de nuestro rostro está expuesta constantemente, tanto en exteriores como interiores, al largo del día, esto provoca de manera inevitable que se acumule la suciedad en nuestro rostro, obstruyendo así los poros y que se desarrollen microorganismos que obstaculizan el normal funcionamiento de la fisiología cutánea. Por ello es muy importante lavarse la cara cada noche, de esta manera garantizamos que la piel quede libre de  agentes externos que agreden nuestro cutis a diario, incluso si no se usa maquillaje.

2. Limpiarse el rostro en la ducha estropea la piel.

De hecho, no solo no la estropea, sino que favorece a nuestra piel, gracias al vapor que se genera hace que los poros se abran y así tener una mejor exfoliación. Un gran truco de belleza es que después de una ducha caliente, exfoliar el cutis una o dos veces por semana.

3. Hay que lavarse el rostro con agua fría.

Este mito entre los especialistas hay opiniones diversas, unos optan porque el agua fría es de gran ayuda para mantener la firmeza y cerrar los poros, en cambio, otros opinan que la mejor opción es usar agua templada, porque, tanto el agua caliente como la muy fría pueden dañar la piel, provocando sequedad, irritaciones, etc.

4. La piel grasa no necesita hidratación.

Una piel grasa necesita la misma hidratación que cualquier otro tipo de piel, es cierto que tiende a brillar, por eso pensamos que el uso de cremas no es necesaria porque incrementará el exceso de sebo, pero eso es falso. Una piel grasa deshidratada creará todavía más producción de sebo, lo ideal para la piel grasa es hidratarla con cremas específicas para estas, que sean “oil free” y no comedogénicas.

5. A partir de los 25 hay que usar cremas anti-edad.

La piel de cada persona es un mundo, ya bien sea por la genética o como la cuida, y no hay ninguna fecha fija para usar cosméticos anti-edad. Pero sí que es cierto que a partir de los 25 empieza a disminuir la producción de colágeno, una de las proteínas que incluyen en la juventud de la piel, junto a la elastina, ya que son las encargadas de aportarle flexibilidad, elasticidad y firmeza Por lo que se recomienda que entre los 25 y 30 años es un buen momento para empezar a usar cosmética anti-edad.

6. No se puede usar retinol en pieles sensibles.

El retinol sí que se puede usar en pieles sensibles, pero hay que saber muy bien elegir el producto, el retinol se trata de un activo que retrasa el envejecimiento cutáneo, pero depende de su concentración, se irrita la piel. 

Para elegir un buen producto que contenga retinol para las pieles sensibles, hay que elegir uno que ayude a mitigar las irritaciones, y para empezar a integrarlo en tu rutina que tenga una baja concentración, aplicándolo dos veces por semana. Una vez apliques retinol en una piel sensible, hay que ser consciente de que hay que hidratarla más porque el rostro está más debilitado.

7. Los poros se cierran y desaparecen.

Los poros son orificios a través de los que se abren las glándulas sebáceas. Por eso no se puede cerrar, por mucho que nos disguste su aspecto, aunque sí se pueden disminuir y prevenir que dilaten. Un poro limpio, libre y no obstruido resulta menos evidente, por eso la limpieza y la exfoliación son la clave.

8. Hay que cambiar los productos de skincare de vez en cuando.

No es algo que sea obligatorio, sí que es verdad que la piel se acostumbra, pero solo a ciertos activos como los ácidos, pero eso no quiere decir que sean menos efectivos. Hay que dar tiempo a que los cosméticos hagan su efecto, y eso requiere constancia. 

9. Usar productos más caros es mejor.

Es cierto que el precio de un cosmético refleja la calidad de sus ingredientes; la investigación de dermatólogos, farmacéuticos, químicos, biólogos...; el estudio para lograr la textura perfecta… Todo esto tiene un coste, pero no siempre el precio de un cosmético es directamente proporcional a su eficacia.

 

Escrito por: ELISABETH RUIZ NAVARRO